LOS RADICALES LIBRES
Los radicales libres tienen la capacidad de provocar un gran daño a
células y moléculas, pero en su justa medida no son del todo malos, ya que el
cuerpo los fabrica en cantidades moderadas para combatir contra bacterias y
virus. Pero a su vez, fabrica unas enzimas (Catalasa o dismutasa) que se
encargan de neutralizarlos.
Las reacciones químicas de los radicales libres son necesarias para la
salud, pero este proceso se tiene que controlar con la protección antioxidante
adecuada. Un antioxidante neutraliza el efecto oxidante de los radicales
libres.
Exceso de radicales libres
Nuestro organismo está luchando contra los radicales libres cada
momento del día. El problema para nuestra salud se produce cuando nuestro
organismo tiene que soportar un exceso de radiales libres durante años,
producidos mayormente por contaminantes externos que penetran en nuestro
organismo productos de la contaminación atmosférica, el humo del cigarrillo que
contiene hidrocarburos aromáticos polinucleares, así como aldehídos que
producen distintos tipos de radicales libres en nuestro organismo. El consumo
de aceites vegetales hidrogenados tales como la margarina y el consumo de
ácidos grasos trans como los de las grasas de la carne y de la leche también
contribuyen al aumento de los radicales libres.
La protección que debemos tener para evitar el aumento de los radicales
libres en nuestro organismo que aceleran la rapidez de envejecimiento y
degeneración de las células de nuestro cuerpo es el consumo de antioxidantes
naturales tales como el beta caroteno(pro-vitamina A) presentes en la
zanahoria, mango, tomates, melón, melocotón, espinacas.
La Vitamina E(tocoferol) es un antioxidante que mantiene la integridad
de la membrana celular, protege la destrucción de la vitamina A, previene y
disuelve los coágulos sanguíneos y retarda el envejecimiento celular. Se
encuentra en muchas frutas y vegetales tales como: El aguacate(30),
boniato(50), espárragos(25), espinacas(20), tomates(12), bróculi(11), moras
(10) y zanahorias(5.)
La vitamina C(ácido ascórbico) es otro de los antioxidantes naturales
que destruyen el exceso de radicales libres. Necesaria para producir colágeno,
importante en el crecimiento y reparación de las células de los tejidos,
encías, vasos, huesos y dientes, y para la metabolización de las grasas, por lo
que se le atribuye el poder de reducir el colesterol. Investigaciones han
demostrado que una alimentación rica en vitamina C ofrece una protección
añadida contra todo tipo de cánceres. Además de la prevención del resfriado
común y el fortalecimiento de las defensas del organismo. Las fuentes
alimentarias de la vitamina C son: Grosellas, pimiento verde, kiwi, limón
(todos los que están antes del limón tienen mayor contenido de vitamina C que
éste y los que están después menor), fresas y coliflor, coles de bruselas,
naranjas, tomates, nabo y melón.
El selenio actúa junto con la vitamina E como antioxidante, ayudando a
nuestro metabolismo a luchar contra la acción de los radicales libres. Ayuda a
protegernos contra el cáncer, además de mantener en buen estado las funciones
hepáticas, cardíacas y reproductoras. Es el más tóxico de los minerales
incluidos en nuestra dieta. La ingestión en dosis altas se manifiesta con
pérdida de cabello, alteración de uñas y dientes, nauseas, vómito y aliento a
leche agria.
Fuentes alimentarias del selenio: Carne, pescado, cereales integrales y
productos lácteos. Las verduras dependerán de la tierra en la que se ha
cultivado.
Los flavonoides son compuestos polifenólicos encontrados en las plantas
como frutas y vegetales, que son excelentes antioxidantes. Comúnmente se
encuentran también en el té (principalmente té verde) y en el vino.
En las frutas que fueron cosechadas hasta su maduración se encuentran
gran cantidad de flavonoides, carotenoides, licopenes, zantinas, índoles y
luteínas, todos con una potente acción antioxidante.
En resumen si queremos evitar el envejecimiento y las enfermedades
causadas por el exceso no controlado de radicales libres en nuestro cuerpo,
tenemos que llevar una vida sana, sin consumir cigarrillo(tabaco) y tener una
dieta libre de grasas saturadas y ácidos grasos trans que puedan aumentar el
colesterol malo y éste formar colesterol oxidado que contribuye a la
arteriosclerosis.
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