EL CALCIO Y LA PERDIDA DE PESO
Aumentar el consumo de calcio en la alimentación diaria aumenta la
expulsión de grasa en las heces y juega un papel importante en el tratamiento
de la obesidad y en la prevención del aumento de grasa corporal.
Se ha comprobado que aparte del efecto del calcio sobre la excreción de
grasa vía fecal, las personas obesas que ingieren mayor cantidad de calcio,
proveniente de los productos lácteos, experimentan una reducción sustancial en
su tejido adiposo (masa grasa), sin hacer ninguna dieta.
El calcio puede jugar un papel clave en el metabolismo de la célula de
grasa, el adipocito, inhibiendo la formación de grasa y promoviendo la
lipolisis o destrucción de ésta.
La hipótesis para explicar el efecto adelgazante del calcio es que el
cerebro puede detectar la falta del mineral y busca compensarla fomentando la
ingesta de alimentos, lo que va en contra de los objetivos de cualquier
programa de adelgazamiento, que podría compensarse con la toma de suplementos
específicos de este mineral.
Las fuentes de calcio como la leche y sus derivados disminuyen la
ganancia de grasa y de peso, y aceleran la pérdida de grasa en una proporción
mayor en comparación con los suplementos de calcio.
Este efecto se debe a los
componentes bioactivos adicionales que se encuentran en los alimentos de forma
natural, como los inhibidores de enzimas y diferentes aminoácidos que actúan en
sinergia con el calcio para atenuar la adiposidad.
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