¿QUE ES LA FASCIA?
La fascia es un tejido duro o blando según la zona, que envuelve el
interior de nuestro cuerpo. Envuelve los músculos, huesos, órganos, etc, y
forma una capa que se extiende por todo el cuerpo. Se encarga de mantener la
postura, nos da soporte, y nos protege de muchos impactos. La fascia crea un
envoltorio alrededor del músculo, parecido a la piel de una salchicha.
Como la fascia es de una sola pieza (sin cortes ni separaciones), esto
hace que cualquier parte del cuerpo esté conectada a todas las demás. Cuando
una parte de la fascia se lesiona o se ve afectada, puede afectar a los tejidos
que están lejos de la herida o lesión. En el caso de lesiones debidas a un esfuerzo
repetitivo, por ejemplo de hombro, puede ocurrir que los cambios en el tejido
del hombro resultantes de una lesión pueden afectar la función de la fascia
mucho más abajo, en el brazo o en la mano. Esto lleva a lesiones cuyos síntomas
pueden sentirse en un área mientras que su verdadero origen puede encontrarse
en otro sitio.
La fascia se moldea con el tiempo dependiendo de como utilicemos
nuestro cuerpo. Esta habilidad de la fascia para moldearse es la razón de que
la ergonomía sea tan importante cuando nos recuperamos de una lesión o dolor
producido por repetición. Si una persona se sienta habitualmente de forma
torcida, a lo largo del tiempo la fascia de su cuerpo se amoldará a esa
postura. La fascia en el pecho tirará de las costillas hacia abajo, la fascia
en el cuello tirará de la cabeza y el cuello hacia adelante, la postura torcida
del torso cambiará la forma en que encajan los huesos del cuerpo en las
articulaciones del hombro, lo cual hará que la fascia en la zona del hombro
cambie como resultado. Todos estos cambios en el tejido asociados con la
postura se sentirán en el cuerpo como una fuente de dolor.
La buena postura y la correcta ejecución de los ejercicios
Si procuramos corregir las posturas defectuosas, muchas fuentes de
dolor pueden ser reducidas y eliminadas. El cuerpo funcionará más
eficientemente y con mucho menos dolor y limitaciones. Lo mismo puede aplicarse
a la forma correcta al ejecutar los ejercicios en el entrenamiento: una forma o
postura incorrecta hará que la fascia se amolde a esa postura, provocando
dolores y haciendo cada vez más difícil la realización del ejercicio en la
postura adecuada.
La fascia y el crecimiento muscular
La fascia que recubre los músculos los mantiene en su lugar, pero
también al envolverlos hace más difícil que estos crezcan. Si la fascia es muy
densa o poco flexible, no permite que los músculos se expandan. La solución
puede estar en el estiramiento.
Como la fascia se amolda al uso que hacemos de nuestro cuerpo, el hacer
estiramientos que provoquen una expansión de la misma puede provocar que se
vuelva más flexible o se ensanche, dejando más espacio a los músculos para
crecer. La clave para el estiramiento efectivo de la fascia puede ser la
congestión.
Aunque la congestión no indica un entrenamiento bien hecho , ni es
necesaria para conseguir ganar músculo, lo cierto es que puede ayudar ya que al
estar el músculo congestionado y lleno de sangre su tamaño aumenta
momentáneamente, provocando que la fascia se estire. Si además en estos
momentos hacemos un buen estiramiento, incrementaremos aún más la presión sobre
la fascia, lo cual producirá su expansión.
Por ejemplo una vez terminada nuestra rutina de pecho y teniéndolo bien
congestionado, podemos tomar dos mancuernas y sostenerlas en la posición más
baja como si estuviéramos haciendo aperturas, manteniendo el estiramiento
durante 20 o 30 segundos para que de tiempo a que la fascia note el cambio.
El estiramiento de la fascia es más riguroso que los estiramientos
normales, pero los resultados pueden ser increíbles. Sin embargo hay que tener
cuidado de no estirar tan duramente que se provoque un desgarro del músculo o
alguna lesión. Debe sentirse un estiramiento consistente, no un dolor agudo. Es
muy importante hacerlo sólo cuando el músculo esté congestionado para maximizar
el efecto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario